Don Jesús García Cuesta nació en 1931, en Zarza-Capilla (Badajoz). Cursó estudios eclesiásticos en el Seminario Menor "Santo Tomás de Villanueva" y en el Seminario Mayor "San Ildefonso" de Toledo. El 2l de septiembre de 1957 es ordenado sacerdote, incorporándose de inmediato como párroco de las localidades pacenses de Helechosa de los Montes, Bohonal de los Montes y Cijara, en donde permanece hasta 1962. Pasa después a la parroquia de Casas de don Pedro (Badajoz), donde ejerce su actividad pastoral hasta 1975. Los cuatro años siguientes es párroco de Herreruela de Oropesa y Caleruela (Toledo). El 2 de junio de 1979 se hace cargo de la parroquia de Méntrida, donde ejerce su ministerio sacerdotal hasta la actualidad, asumiendo las labores parroquiales de Calalberche desde1979, año en que se inicia la construcción del templo de Santa María del Alberche.

En los últimos 25 años se ha volcado en su misión sacerdotal en Méntrida, simultaneando la dedicación a la parroquia con una de sus pasiones predilectas: la investigación histórica. Fruto de ella ha ido acopiando información a lo largo de los años, en una labor paciente y rigurosa, cuyo resultado más elocuente es esta obra, en la que compendia con orden y meticulosidad el producto de su trabajo investigador. Esta obra supone el colofón de su dedicación a la historia de la villa de Méntrida, materia que ya ha sido objeto de sus tres publicaciones anteriores: "Fray AIonso de Méntrida y noticias históricas de la villa" (1991), "Nuestra Señora de la Natividad, Patrona de la villa de Méntrida" (1996) y "Méntrida, su Ermita y su Virgen de la Natividad" (2003). El día 16 de febrero de 2004 fue nombrado Hijo Adoptivo de Méntrida por el Pleno de la Corporación Municipal de la Villa.

 

 

PREÁMBULO

 

 

Coincidiendo con el veinticinco aniversario de mi llegada a Méntrida, como cura párroco de la misma en 1979, tengo la satisfacción de ofrecer a la feligresía este libro de su memoria histórica, para que conozca y valore sus raíces y, conociéndolas, pueda querer más a su pueblo y a su parroquia. Que todo árbol tiene sus raíces y el hombre, como el árbol, no puede desconectarse de sus raíces.

Con toda razón se quejan los mentridanos del desconocimiento de su propia historia al constatar la carencia de publicaciones al respecto. Este hecho queda evidenciado en el interés con que siguen los diversos artículos aparecidos en programas de fiesta, guías publicitarias, reseñas y charlas relacionadas con los temas locales.

Y es lógico que los vecinos de cada pueblo quieran conocer y valorar sus bienes comunes, como son los edificios, plazas, fuentes, iglesias, ermitas, tradiciones, folclore, instituciones, archivos y acontecimientos históricos protagonizados por sus gentes. Este conjunto de bienes constituye sus raíces y signos de identidad, es decir, su patrimonio, que abarca los campos de la historia, del arte y de los documentos. Méntrida tiene en su haber un rico legado de valor histórico, artístico y documental, que debemos conocer y dar a conocer.

 Afortunadamente en abril de 2003 apareció el libro Historia de Méntrida. (Hasta el siglo XX) de don Antonio Jiménez-Landi Martínez, entrañable amigo y erudito escritor, fallecido en 1997. En él informa con detalle y maestría sobre los más diversos aspectos de nuestro pueblo. En su lectura se percibe el calor de una persona docta que siente y ama cuanto escribe. A su abundante documentación dedicó mucho tiempo, pues nos consta que en 1979 tenía el libro casi ultimado, según nos confesaba a quienes le animábamos a su publicación. Esto ocurría en las Semanas Culturales, organizadas por la “Asociación Cultura-Méntrida”, con sede en el Teleclub parroquial, después de escuchar sus sabias y apasionadas charlas-coloquio sobre temas mentridanos, abiertas al público y a otros conferenciantes, entre los que recordamos a don Félix Arranz, quien trató sobre la denominación de origen de nuestros vinos, como promotor de la misma.

 Allí expusimos también nosotros las vicisitudes históricas de nuestro templo parroquial, en lamentable situación de deterioro en aquel entonces, proponiéndonos unir esfuerzos para su urgente rehabilitación y posterior estudio histórico, tan desconocido y prácticamente inédito, si exceptuamos los datos que don Antonio reservaba para su libro, procedentes del archivo parroquial, cuyos fondos revisaba con frecuencia.

        De aquellas intervenciones arranca nuestro compromiso de conseguir cuantas noticias nos fuera posible sobre la villa de Méntrida y su templo parroquial. A este cometido hemos dedicado todo el tiempo que nos permitieron  las obligaciones pastorales de las dos parroquias -Méntrida y Calalberche-, logrando reunir un importante depósito de documentos, provenientes de los fondos del Archivo Histórico Nacional, sección Nobleza, Archivo Histórico Provincial, Archivo Diocesano, Archivo Catedralicio, Archivo Municipal de Segovia y otros.

Además de esta importante documentación hemos utilizado, como fuente básica, los más de doscientos libros manuscritos y los numerosos legajos de nuestro Archivo Histórico Parroquial, desde sus comienzos en el año 1504 hasta la actualidad, revisando, uno a uno, sus diversas series en las que se reflejan el latido vital del pueblo con información detallada de la situación demográfica, social, económica, religiosa y cultural. En ellos se encierra gran parte del acontecer de nuestra historia, indispensable para el estudio de la comunidad, y más concretamente la historia de las mentalidades, que de hecho está ya implícita en sus mismas raíces cristianas, que son la base de nuestra cultura.

Este libro tiene como tema prioritario el estudio de la comunidad mentridana, forjadora de sus propios acontecimientos, tanto civiles como religiosos, si bien abundamos más en estos últimos, sin olvidar los primeros, a los que hemos de aludir sumariamente, ya que quedan expuestos con amplitud en el libro de don Antonio.

 

La historia de la parroquia, entendida como comunidad, es la historia de las gentes que forman el pueblo de Méntrida desde su fundación hasta el momento presente. La parroquia no es una realidad estática, ni aislada, sino que evoluciona con el paso de los siglos con una finalidad de adaptación y de respuesta a las necesidades de cada época, siguiendo el acontecer de la sociedad y las disposiciones canónicas, conciliares, sinodales y orientaciones del prelado.

El trabajo abarca tres partes complementarias entre sí. En la primera se muestra el proceso histórico del pueblo y sus gentes, sujetas a las diferentes alternativas de cada tiempo, con datos referidos a Alamín por la antigua y constante vinculación que tuvo Méntrida con aquella desaparecida población-fortaleza. Alamín y su comarca -por tanto Méntrida- transcurrieron por cuatro períodos distintos, según sus distintos dominios jurisdiccionales: tierra de realengo (1085-1180); señorío eclesiástico (1180-1436), señorío de don Álvaro de Luna y doña Juana Pimentel (1436-1460) y señorío del Duque del Infantado (1460-1811). A cada época hemos dispuesto un capítulo sobre la vida cotidiana con aportación de noticias locales y generales para que el lector pueda situar mejor el momento histórico que se analiza.

 

En el segundo bloque abordamos la evolución histórica de la comunidad parroquial con sus expresiones de fe y religiosidad, donde resalta el culto a Dios, a los santos y particularmente a la Virgen María. No es un atrevimiento decir que Méntrida nace y vive en torno al hecho religioso de sus gentes: surge alrededor del primitivo templo parroquial de Santa María y vive la alegría de su fe con la celebración de sus fiestas y hermosas tradiciones, nacidas en el seno de sus instituciones. Estos cimientos han hecho que Méntrida sea un pueblo creador, capaz de generar un rico patrimonio, sustentado en su mentalidad religiosa, en sus usos y costumbres, en sus convicciones y actuaciones. En la vida cotidiana de los mentridanos, lo profano y lo sagrado han convivido tan estrechamente que sería difícil concebir lo uno sin lo otro. La fe cristiana ha configurado el alma de nuestro pueblo y las raíces más profundas de nuestro legado cultural, quedando patentes sus huellas en el patrimonio heredado.

En la tercera parte exponemos el resultado del esfuerzo comunitario por conseguir un notable patrimonio cultural, que se encierra principalmente en el templo parroquial, que ha merecido ser declarado Monumento Histórico Artístico de carácter nacional. El legado cultural religioso no sólo engloba las obras materiales, sino también todo aquello que expresa la creatividad de un pueblo, como son todos los bienes de interés artístico, histórico, documental, bibliográfico, arqueológico, paleontológico y etnográfico, creado año tras año por sus habitantes para el desarrollo del culto divino, el servicio pastoral del vecindario y la organización de la vida comunitaria. En el arte religioso se da la muestra más clara de la relación culto y cultura. El culto crea cultura, es cultura y trasciende la cultura.

Al título del libro –Méntrida, culto y cultura- hemos añadido un subtítulo: Apuntes para la historia de la Parroquia. Pues esto es lo que se pretende sencillamente. De ahí la profusión de notas al pie y documentos en los anexos, para proseguir la tarea.

La trascripción de algunos documentos antiguos de difícil lectura paleográfica se la debo a don Juan Manuel Magán García, licenciado en Historia, a quien agradezco mucho su colaboración y asesoramiento. La misma gratitud expreso a don Francisco Manjarín y a su empresa “Roaman” por las facilidades en la edición del libro.

Quien ofrece estas páginas no es un escritor ni un historiador, sino un veterano párroco que lleva la mayor parte de su vida sacerdotal entre sus feligreses mentridanos y calalberchanos –cuyo templo parroquial hace ahora 25 años que iniciamos su construcción-, a los que de verdad quiere, y en consecuencia desea dejarles el ejemplo de sus antepasados, para que imiten cuanto de bueno realizaron y eviten los errores en que cayeron. Esa debe ser la lección que saquemos del pasado, de lo contrario la historia sirve para muy poco. Es así como la historia se hace maestra. Ellos sentaron las bases para diseñar y construir un futuro de esperanza, un pueblo mejor, que debemos realizar todos con esfuerzo, día a día, en paz y unidad.

Lo decimos abiertamente: el libro tiene más una finalidad pastoral y pedagógica que científica, sin olvidar nunca la rigurosidad histórica y documental de cuanto narramos. Nuestro objetivo es descubrir a los mentridanos el tesoro de sus raíces cristianas, para que, orgullosos de ellas, afronten con entusiasmo y esperanza el reto del futuro del que ellos deberán ser sus propios protagonistas. La labor del progreso de un pueblo no termina, pues siempre está en función del interés de sus habitantes.

A las pasadas generaciones, actores de lo que exponemos, a las presentes, constructoras actuales del acontecer cotidiano, a las venideras, esperanza de una sociedad mejor, dedico este libro, memoria histórica de todos los mentridanos.

 

Jesús García Cuesta.

Cura Párroco.

 

PRÓLOGO

 

 

 

El pueblo de Méntrida se puede considerar afortunado. En un año, gracias a dos personas estrechamente vinculadas con él, ha conseguido ver realizada una aspiración común a casi todos los pueblos que se precian de gozar de un buen nivel cultural: reconstruir su historia. Las comunidades humanas necesitan conocer su pasado, que es algo que les pertenece, porque necesitan saber de dónde vienen, para tener conciencia de quiénes son y así poder emprender nuevas singladuras. La publicación de dos obras sobre la historia de Méntrida en un corto espacio de tiempo me parece un síntoma sumamente positivo. Si hace un año don Antonio Jiménez-Landi publicaba su Historia de Méntrida desde un punto de vista predominantemente civil, aquí tenemos ahora su culminación con una nueva obra que enfoca esa misma historia desde un punto de vista principalmente religioso. Es un acontecimiento que invita a dar la enhorabuena a los habitantes de ese pueblo toledano tan próximo a la raya de Madrid. Las realidades temporales y las espirituales son dos ámbitos bien diferenciados, pero como se apoyan en un mismo sujeto histórico, que es el hombre, en él quedan unificadas. Con las aportaciones de los dos autores los mentridanos disfrutan desde ahora de una historia de su pueblo que podríamos llamar integral.

Me agrada en gran manera prologar este libro que ha escrito don Jesús García Cuesta, párroco actual de Méntrida y amigo entrañable. Y esto por varios motivos: por razón del autor, de la obra misma y de los destinatarios.

Espero que lo que voy a manifestar acerca del autor no le moleste y no lo censure. “Quien dice lo que siente ni peca ni miente”, rezaba un antiguo proverbio que yo aprendí de boca de mis padres. Voy a decir aquí con plena sinceridad lo que siento, pero además estoy seguro de que digo la verdad, porque en este caso la amistad no me ofusca la mente. No es la vez primera que don Jesús hace sus pinos como escritor. Ya ha escrito numerosos artículos y algunos libros, casi siempre relativos a su querida Méntrida. Ha hecho interesantes incursiones en distintos aspectos de la historia eclesiástica de su parroquia. Yo diría que don Jesús es un eslabón de continuidad con aquel modelo de párrocos ilustrados, que nunca han faltado en la Iglesia de Toledo, sobre todo durante las épocas del Renacimiento y de la Ilustración. Él es continuador de aquellos clérigos eruditos, que gastaron vida y hacienda en sus estudios para poner sus conocimientos al servicio de los demás como un instrumento de probada eficacia para impulsar el progreso de sus propios feligreses en ese binomio de la fe y de la cultura. No es un intelectual puro enclaustrado dentro de su torreón de marfil, sino que es ante todo un hombre de acción que sabe compaginar la pluma con la misión pastoral. Por eso, sus escritos no son otra cosa que una nueva manifestación del ejercicio de su ministerio pastoral por una vía diferente. Hombre ardiente y comprometido con el Evangelio, ha puesto su tiempo y sus facultades al servicio de la más noble de las causas en estos 46 años de sacerdocio entre sus feligreses, entregado al apostolado y a los problemas de tipo social y cultural en las anteriores parroquias de su Extremadura natal, en épocas difíciles y comprometidas.

Ahora lleva ya 25 años, sin duda, de los más fecundos de su vida sacerdotal, consumidos, como un vecino más entre los mentridanos y calalberchanos, como párroco de ambas comunidades. Durante ese largo período de tiempo, ha tenido la oportunidad de revolver una y otra vez los viejos papeles del archivo parroquial. Con paciencia benedictina ha ido tomando notas, contrastando informaciones de varias fuentes, dedicando ratos libres a leer otros libros, hasta que ha logrado crear en su mente una estructura donde cada pieza de ese variopinto mosaico de noticias encajase debidamente dentro de un vasto conjunto. De esta forma la historia religiosa de Méntrida se ha ido abriendo camino, primero como proyecto y después como libro. Y en estos últimos meses ese plan imaginado ha ido pasando lentamente de la idea a la realidad de la escritura. Así ha ido surgiendo entre sus manos el libro que ahora sale al público. Hay personas que sin tener una formación específica como historiadores, manifiestan una notable predisposición natural para esta tarea. Don Jesús es por naturaleza un historiador de raza, apasionado por la verdad y con una innegable aptitud para la investigación. Eso es algo que se echa de ver con claridad desde el comienzo de este libro. Se nota que ha frecuentado documentos históricos y que ha aprendido en ellos a adoptar el talante del verdadero historiador, esa “forma mentis” que le ha permitido madurar a lo largo del tiempo. Con frecuencia naturaleza y arte se muestran aliados, como en el caso presente.

La obra es producto de largas vigilias. Cuando la leí por vez primera, me dio la impresión de tener entre las manos una Tesis doctoral, en que el autor intenta poner de manifiesto tanto sus conocimientos teóricos como su forma concreta de hacer. Se nota desde el principio en que todo el libro está impregnado de un gusto evidente por el documento histórico y por la alegría de ofrecerlo, como perla valiosa, al conjunto documental mentridano. El autor ha disfrutado de un privilegio que para sí quisieran otros muchos: disponer del archivo parroquial, todo entero para él. No cabe duda que lo ha aprovechado a fondo, con una exploración a la vez minuciosa y diversificada. Esa es, según mi opinión, la primera y más valiosa cualidad de la obra. En segundo lugar, se podría mencionar la cuidadosa elaboración de los materiales recogidos, según un método riguroso y dinámico, donde se conjugan el conocimiento y la valoración ponderada de las fuentes, la declaración puntual de los objetivos propuestos, la delimitación cronológica del tema, su periodización por etapas y la distribución ordenada de las partes. Todas estas cosas se encuentran en la obra que el lector tiene entre sus manos. Me consta que el autor no ha pretendido construir una tesis, pero en cualquier universidad la hubieran aceptado como tal. Hay que destacar también la abundancia de textos históricos que se presentan en los anexos finales del libro. Son el respaldo de todo lo que en él se dice y una ocasión para que el lector lo compruebe por sí mismo. Con todo ello, el autor no ha querido limitarse a exhumar el pasado, sino que también ha aportado documentación sobre la historia actual de la parroquia. Me parece de un valor excepcional la descripción del templo y de las ermitas, así como el detallado inventario que le sigue. Una mención especial merecen los cuadros estadísticos elaborados a partir de los libros sacramentales. Méntrida es uno de los pueblos de Toledo que puede presumir de contar con la totalidad de estos libros desde comienzos del siglo XVI y de haber encontrado un historiador que se haya ocupado en trazar con ellos una estadística demográfica seriada en un período tan dilatado de tiempo como es medio milenio. No sé si habrá alguna otra comunidad rural de esta provincia que pueda competir con Méntrida en este sentido. Con su ayuda se pueden trazar las curvas de nacimientos y fallecimientos, de nupcialidad y de morbilidad, de las enfermedades más corrientes y de las pestes. Además es posible describir con bastante detalle las ocupaciones profesionales de sus habitantes, los hombres dedicados a los sectores económicos primario, secundario y terciario. A través del asociacionismo religioso con sus cofradías y sus costumbres ancestrales el autor ha podido adentrarse en ese proceloso mundo de las mentalidades del mundo rural a lo largo de los siglos. Ha puesto un especial interés en poner de relieve las dietas alimenticias y la variación de los hábitos gastronómicos al compás de las estaciones y de las fiestas religiosas del año litúrgico.

Creo que los mentridanos aficionados al conocimiento de su pasado histórico disfrutarán con este libro. Les permitirá comparar situaciones de otros tiempos con las actuales y saber que a las condiciones presentes se ha llegado porque muchos de sus antepasados han aportado esfuerzos ingentes, sin los cuales no hubieran sido posibles los progresos del tiempo que vivimos.

Este libro les permitirá también reflexionar sobre lo que la comunidad mentridana ha perdido y ha conservado a lo largo de los siglos en valores sociales, en educación, en cultura, en convivencia, en religiosidad. No todo el tiempo pasado fue mejor. Lo mismo se puede decir del tiempo actual. El juicio que damos sobre los hombres tiene que estar matizado por la consideración de las circunstancias que a cada uno le ha tocado vivir. Se ha repetido muchas veces la afirmación de un filósofo alemán en el sentido de que el pueblo que no guarda su memoria está destinado a repetir los errores del pasado. Pero esa no es la única razón que hace importante el conocimiento de la historia. El famoso orador romano Cicerón dejó escrito que la historia es la maestra de la vida. Lo dijo en dos sentidos. Es maestra porque, desde un punto de vista negativo, nos enseña a no repetir sus desaciertos, a no tropezar en las mismas piedras. Y es maestra porque, desde un punto de vista positivo, lo mejor que nos han legado los que nos han precedido es la ejemplaridad de sus vidas. Ellas son un espejo donde mirarse, aprender y tomar impulso para lanzarse a la conquista de nuevas metas. Juan de Salisbury, un humanista inglés del siglo XII, dijo en una de sus obras que los hombres del presente son como unos niños subidos a los hombros de unos gigantes, porque construyen sobre lo que nuestros predecesores han ido edificando antes que nosotros. La historia de la Iglesia en general y la de una parroquia en particular muestran a las claras lo que la fe cristiana ha contribuido al progreso de los hombres en términos de bienestar espiritual y material, en términos de cultura, de arte y de avances sociales.

El pasado y el presente, obra al fin y al cabo de unos hombres llenos de limitaciones, ofrecen horizontes teñidos de claroscuros. Nada humano es absolutamente perfecto ni tampoco absolutamente pernicioso, pero es evidente que nuestros antepasados cristianos nos han transmitido un legado en que predominan abrumadoramente los elementos positivos. Elegir lo mejor y rechazar lo innoble tanto de un tiempo como de otro es un magnífico ejercicio de purificación de la mente y de libertad de espíritu –una catarsis cristiana-, al que nos invita la lectura del presente libro sobre la historia de la parroquia de Méntrida. Tal es el objetivo último que se ha propuesto su autor.

 

Ramón GONZÁLVEZ RUIZ

Archivero y Bibliotecario

Catedral de Toledo.

 

 

 

Para un mayor conocimiento del contenido de este libro, ofrecemos su amplio índice:

 

 

 

ÍNDICE

 

Prólogo.

Preámbulo.

 

PRIMERA PARTE

        Origen y evolución histórica de Méntrida.

 

1. Precedentes históricos.

1.1. Berciana y Alamín.

1.2. El alfoz de Alamín, tierra de realengo (1085-1180).

1.3. El proceso repoblador.

1.4. La iglesia arciprestal de Alamín.

2. La fundación de Méntrida.

2.1. Méntrida, aldea de señorío eclesiástico (1180-1436).

2.2. El ocaso de Alamín y otros poblados.

2.3. Méntrida, aldea del señorío de don Álvaro de Luna (1436-1460).

2.4. La vida cotidiana en la Edad Media.

3. Méntrida, villa del señorío del Duque del Infantado (1460-1811).

3.1. De aldea a villa.

3.2. El mayorazgo de Luna.

3.3. Conflictos jurisdiccionales.

4. Méntrida en los siglos XVI y XVII.

4.1. La sociedad en la Edad Moderna.

4.2. La vida cotidiana en la Edad Moderna.

4.3. Acontecimientos más relevantes en la vida mentridana.

4.3.1. Edificaciones e Instituciones.

4.3.2. La Peste Bubónica.

4.3.3. Romerías pacíficas a partir de 1632.

4.3.4. Inauguración del camarín de la Ermita.

5. Méntrida en los siglos XVIII y XIX.

5.1. La sociedad en la Edad Contemporánea.

5.2. La vida cotidiana en la Edad Contemporánea.

5.3. Acontecimientos más relevantes en la vida mentridana.

5.3.1. Residencia del décimo Duque del Infantado.

5.3.2. Salvación de un soldado ajusticiado.

5.3.3. Muerte de un soldado desertor.

5.3.4. La guerra de la Independencia.

6. Méntrida en el siglo XX.

6.1. La sociedad en el siglo XX.

6.2. Los años de la posguerra.

6.3. Grandes cambios en la vida cotidiana.

6.4. Acontecimientos más relevantes en el siglo XX.

6.4.1. La gripe de 1918.

6.4.2. Nuevo cementerio municipal.

6.4.3. La Guerra Civil.

6.4.4. Dos salidas de la Patrona fuera de los límites mentridanos.

6.4.5. La Acción Católica.

6.4.6. Misión popular.

6.4.7. La Patrona, Alcaldesa Honoraria Perpetua.

6.4.8. Restauración de la imagen de la Patrona.

7. Méntrida en la actualidad.

7.1. El contexto social.

7.2. El contexto religioso.

 

SEGUNDA PARTE.

         La parroquia.

 

1. La primitiva feligresía mentridana.

1.1. Los orígenes.

1.2. La parroquia acoge a la imagen de la Virgen aparecida en Berciana.

1.3. La parroquia, anejo de la parroquial de La Torre de Esteban Hambrán.

2. Evolución histórica de la comunidad parroquial.

2.1. Luces y sombras.

2.2. El clero parroquial.

2.3. La parroquia vista por los visitadores eclesiásticos.

2.4. La parroquia se independiza.

3. Expresiones de la fe.

3.1. Cofradías y hermandades.

3.1.1. Cofradías marianas.

3.1.2. Cofradía del Santísimo Sacramento.

3.1.3. Cofradía de Ánimas y Vera Cruz.

3.2. Capellanías y memorias de misas.

3.3. Obras pías.

3.4. La Obra pía del décimo Duque del Infantado.

3.5. El Pósito del trigo.

3.6. El Hospital de la Virgen.

4. La religiosidad popular.

4.1. Fiestas relacionadas con la figura de Cristo.

4.2. Fiestas relacionadas con la devoción a la Virgen.

4.3. Fiestas en honor a los santos.

4.4. Sufragios por las almas del Purgatorio.

5. Aspectos organizativos.

5.1. Los mayordomos de fábrica y otros colaboradores laicos.

5.2. La economía parroquial.

 

 

TERCERA PARTE.

El patrimonio cultural.

 

1. La huella de la religiosidad en el patrimonio cultural.

2. El templo parroquial.

       2.1. Precedentes históricos.

2.1.1. La primitiva parroquia de Santa María.

2.1.2. La ermita de San Sebastián Mártir.

2.2. Descripción del templo.

       2.3. Fases de la construcción del templo.

2.3.1. Las trazas y condiciones de la obra.

2.3.2. La torre.

2.3.3. Las paredes perimetrales.

2.3.4. La obra de cantería: Admonición al arquitecto.

2.3.5. Corte y acarreo de la piedra berroqueña.

2.3.6. Remate de la obra de cantería.

2.3.7. La sacristía, el baptisterio y la pila bautismal.

2.3.8. El presbiterio: capilla mayor y capillas laterales.

2.3.9. El artesonado mudéjar.

2.3.10. El coro o tribuna.

2.3.11. Enlucido y solado.

2.3.12. Capilla de la Soledad.

2.3.13. Capilla del Ecce Homo.

2.3.14. El chapitel.

2.4. El ornato del templo.

2.4.1. El primer tabernáculo.

2.4.2. El retablo mayor con sus imágenes y pinturas.

2.4.3. Un desacertado tabernáculo malogra el retablo.

2.4.4. Retablos menores: imágenes y pinturas.

2.4.5. Otras imágenes y pinturas.

2.5. Objetos para el culto.

2.5.1. El sagrario.

2.5.2. La custodia plateresca.

2.5.3. La custodia barroca.

2.5.4. La cruz procesional.

2.5.5. La urna del monumento.

2.5.7. El órgano barroco.

2.5.8. El altar mayor.

2.5.9. Orfebrería.

2.5.10. Otros objetos para el culto.

2.5.11. Ornamentos litúrgicos.

3. Otras manifestaciones del patrimonio cultural religioso.

3.1. Las ermitas.

3.2. Cruceros y calvarios.

4. La memoria histórica. El legado documental.

4.1. El archivo histórico parroquial.

4.2. Caracterización y catalogación de los fondos documentales.

4.2.1. Libros sacramentales y otros.

4.2.2. Cofradías y ermitas.

4.2.3. Fundaciones, obras pías, capellanías y testamentos.

5. Conservación del patrimonio cultural.

5.1. Detrimento del patrimonio antiguo.

5.1.1. Objetos desaparecidos según inventarios.

5.1.2. Pérdida de los bienes raíces: La desamortización.

5.2. Programas de mejora y rehabilitación del templo parroquial.

5.2.1. Obras a cargo de la Parroquia.

5.2.2. Obras a cargo de la Consejería de Cultura.

 

ANEXO DOCUMENTAL

 

Anexo 1

 La construcción del templo y otros datos significativos, según noticias de los Libros de Fábrica desde 1504 a 1618.

Anexo 2

 La ornamentación del templo y otros datos significativos, según las referencias que aparecen en los libros de fábrica desde 1619 a 1979.

Anexo 3

 Registro de bautismos, bodas, entierros y confirmaciones desde el siglo XVI hasta la actualidad.

     Anexo 4

      Selección de noticias recogidas en los libros de bautismo y defunciones.

Anexo 5

 Balances económicos parroquiales desde 1504 hasta 2004.

Anexo 6

 Relación nominal de clérigos al servicio de la parroquia.

Anexo 7

Mentridanos ilustres.

Anexo 8

 Crónicas de la participación de la Virgen de la Natividad en la peregrinación a Toledo, con motivo del Año Santo Mariano, y a Villa del Prado, con motivo de la coronación de la Virgen de la Poveda.

Anexo 9

 Distinción de la Virgen de la Natividad con el título de Alcaldesa Honoraria Perpetua de la villa de Méntrida.

Anexo 10

 Pregón de las Fiestas de San Marcos del año 2002.

Anexo 11

 Documentos antiguos referidos a la parroquia y villa de Méntrida.

Anexo 12

 Cuadro cronológico.

Anexo 13

Fundación “Don Ángel Morán”.

 

Fuentes y bibliografía.

Glosario.

Apéndice fotográfico.

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Queremos desde este espacio felicitar a Don Jesús por su nombramiento como hijo adoptivo de la villa de Méntrida, y una vez más como mentridano agradecerle sus esfuerzos y desvelos durante años,  por mantener vivas las tradiciones de nuestro pueblo con su actitud y sus diferentes escritos publicados.

                                   Colaboraciones y sugerencias:

 

COLABORACIONES

SUGERENCIAS
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