Otro año más todos los mentridanos que han podido, y los que no han podido con su mente en Ella, se han presentado en la puerta de la Parroquia a esperar la salida de su Virgen. Antes y durante la noche, quizás un momento antes de acostarse, se vienen a la cabeza los recuerdos que renovaremos en el día siguiente, todos sentimientos similares a otros años pero siempre en cada uno especiales, tanto por situaciones personales como por estados de animo, el día de San Marcos se constituye en una renovación especial del afecto que todos sentimos a Nuestra Virgen. Este año es lluvioso, no importa, la multitud se niega a abrir el paraguas hasta el ultimo momento, como si con ello ayudáramos a que este día sea el mas hermoso posible y retrasáramos el comienzo de la lluvia. Después de la emoción de la salida, el encuentro con personas que hace tiempo no vemos, la alegría de ser mentridano y el recorrer sus calles todos juntos en compañía de Ella, con los sonidos otra vez recordados de clarines, tambores, cornetas y la mezcla del olor a romero de sus calles, la visión de los arcos hechos con tanta ilusión por los vecinos, las paradas obligadas de bandeo, el lento subir y procesionar por sus calles estrechas, la emoción de la calle Madrid, Toledillo, recuerdos de hace muchos años, recuerdo de familiares que nos acompañan en silencio, el día lluvioso, los paraguas aparecen, desaparecen, la parada en el pinote la continuación hacia Berciana, la cara de todos es de emoción y de tanta emoción como cuando bien temprano nos hemos levantado mirando al cielo con la esperanza de que el día no depare mucha lluvia y Nuestra Virgen y los niños no se mojen, puedan bailar y puedan sonar fuerte los tambores al paso de los sargentos. El día es completo si además de todo esto tienes la suerte de encontrar en el camino a un buen amigo que te acompañe hasta la ermita, te adelantas y te atrasas viendo a tus conocidos tus familiares y sintiendo que todos vamos en la misma dirección la de renovar nuestra ilusión otro año mas.