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No se pueden decir muchas cosas más que no se hayan ya dicho o escrito,
cantado, recitado, rezado, suplicado o pensado sobre la Virgen de
Méntrida, Berciana y Virgen Guapa. Todas ellas sentidas y dirigidas con
todo el cariño posible hacia la Madre de todos los mentridanos, desde
los momentos mas alegres o desde el momento mas triste y difícil, desde
las situaciones mas opulentas a las mas humildes, desde el compromiso de
servicio más activo al más aparentemente evadido. Todos y cada uno de
los mentridanos jamás saben explicar a nadie que no sienta de esta forma
el amor hacia su Virgen, el porque se desbordan los sentimientos justo
en el momento que su silueta asoma, con los primeros rayos de sol del
día 25 de Abril, por la puerta de nuestra Iglesia. Así pues no debo
decir demasiado, para seguir oyendo los millones de palabras y
pensamientos que desde hace tantos siglos se pueden escuchar en los
campos de Méntrida, recitados, cantados, y tocados en honor de La
Natividad. Lo que si os puedo ofrecer es este espacio en el que podéis
plasmar todo aquello que sentís por Vuestra Virgen, y de esta forma
quede constancia de algunas de las cosas que cada día se pueden escuchar
en los campos de nuestro pueblo, en honor a Ella.
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UN NUEVO LIBRO SOBRE NUESTRA PATRONA
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Desde la Hermandad de la Virgen nos proponemos este año poner de relieve
dos acontecimientos históricos de los que se cumplen ahora su 350
aniversario: la culminación de las obras de reedificación de la Ermita y
la realización de la Declaración Jurídica en la que se recogen
testimonios sobre la aparición de la imagen de la Virgen en Berciana en
1270. Ambos acontecimientos tuvieron lugar el año 1653 y son de vital
importancia para la historia de la devoción de Méntrida a su Patrona y,
por consiguiente, para la Hermandad.
Nuestra intención no es otra que realzar aquellos aspectos en los que se
asientan nuestras ancestrales tradiciones, de modo que la devoción a
Nuestra Señora de la Natividad sea expresión viva de la herencia
recibida de nuestros antepasados. El afianzamiento de la especial
devoción de Méntrida y los mentridanos por su Patrona no debe ni puede
olvidar las raíces históricas en que se sustenta. De ahí la importancia
de transmitir a las generaciones futuras el origen y la evolución de
cuantas manifestaciones religiosas y culturales han ido fraguando en la
tradición que, siglo a siglo, hemos heredado de nuestros mayores.
Ello explica el interés de la Hermandad, al que se ha sumado nuestro
Ayuntamiento, en la edición del libro que vamos a publicar, con el fin
de divulgar los datos más importantes sobre los dos acontecimientos de
los que se cumplen este año su 350 aniversario. Por una parte, una
explicación detallada de nuestra Ermita de la Virgen, morada permanente
de nuestra Patrona y lugar de encuentro de sus devotos. Por otra parte,
la Declaración Jurídica, documento que aglutina la tradición oral
transmitida desde 1270 referida a la aparición de la imagen de la Virgen
al cabrero Pablo Tardío en el Monte de Berciana.
Esperamos y confiamos que esta iniciativa cumpla con su objetivo y
redunde en un mayor aprecio por nuestro patrimonio religioso y cultural,
proporcionando a los lectores de este modesto libro la información
esencial para conocer, con la profundidad necesaria, algunos de los
datos más sustanciales de nuestra ancestral devoción a la Virgen de la
Natividad y de las tradiciones que el rastro de la historia han ido
aportando las generaciones pasadas desde los remotos tiempos medievales
hasta nuestros días.
Jesús García Cuesta, Párroco-Capellán
Juan Manuel Magán García, Secretario
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El día de su nombramiento como Alcaldesa.
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PREGÓN DEL DÍA 24/04/2004
VÍSPERA DEL DÍA DE SAN
MARCOS
Vecinos
de Méntrida:
Quiero empezar agradeciendo a todos el honor que me hacéis, de ser yo el
encargado de anunciaros el comienzo de la Fiestas de Nuestra Patrona la
Virgen de la Natividad.
En los primeros días del mes de Enero, recibí una llamada del Presidente
en representación de la Hermandad de Nuestra Virgen en la que me ofreció
tal honor de decir el Pregón.
No dudé ni un momento en decir que sí, pensando que una vez más iba a
prestar mi pequeña colaboración; en este caso anunciando las Fiestas más
importantes para cualquier Mentridano – SAN MARCOS, en las
que conmemoramos la Aparición de Nuestra Santísima Virgen de la
Natividad.
Eran los comienzos de los preparativos
para tan gran acontecimiento.
Todo el pueblo en mayor o menor medida empezaba a sentir, ya, ese
cosquilleo para que no falle nada.
Las familias de los danzantes, las de los sargentos, bandera y
mochilleres, todos juntos empiezan los preparativos y conversaciones.
También con aquellos que participan en la (VISPERA CULTURAL),
en los días previos al GRAN DIA.
En los senos de las familias, ya se va
hablando de los dulces a preparar, que junto con nuestros vinos tratamos
de agasajar a nuestros invitados y a todos aquellos que acuden a nuestro
pueblo, porque los Mentridanos capitaneamos por nuestra Patrona, somos
muy hospitalarios, y la muestra está, con qué
facilidad se integran en nuestras costumbres y tradiciones, participando
junto a los nuestros sin ningún tipo de distinción; delante de Nuestra
Madre, la Reina de los Cielos.
Qué fiestas tan alegres, qué fiestas
tan bonitas, las calles se llenan de colores, con sus banderas, sus
arcos de flores y tomillo, esperando el paso de la Virgen, para honrarla
y venerarla.
En el cincuentenario, de aquella salida
tan famosa de Nuestra Virgen a Toledo, llevada por nuestros padres y
abuelos, en la que, la pusieron el sobrenombre de LA
VIRGEN GUAPA, y es que no es para menos, vamos a celebrar y a
vivir todos juntos con mayor alegría si cabe, nuestras Fiestas de San
Marcos, únicas para todos nosotros desde el recién nacido al más
anciano.
Este año, es muy especial para mí y para
mi familia, pues tengo a mis hijos y mi nieto, que sirven en el grupo de
la mayordomía a Nuestra Virgen Guapa, con esa ilusión y ese cariño, que
todo Mentridano siente.
Ni que decir tiene, lo contentos y alegres
que estamos, pues es la primera vez que en mi casa ocurre, y nos unimos
a la alegría y la suerte, que tantos hogares de Méntrida tienen y han
tenido.
Ese trabajo adicional, que todas las
madres y abuelas hacen con tanto cariño, preparando los atuendos, para
que los luzcan, unos bailando, otro bandeando y otros dando escolta a la
Reina y Madre Nuestra, que todo se lo merece.
Yo también sentí esa emoción de servir a
Nuestra Virgen, junto a un grupo de grandes hombres y mujeres, que
realizan una labor, que muchas veces no se aprecia, pero, es la que hace
que en estos días de tanta fiesta y alegría, todo salga lo mejor
posible, que no falte detalle alguno, que por pequeño que sea, todos son
muy importantes, bajo la dirección de nuestro párroco D. Jesús, al que
felicito en su 25 aniversario
en esta Parroquia.
Estuve 6 años, 3 como Secretario y 3 como
Presidente, en esta Junta Rectora, y de verdad os digo que las
satisfacciones y alegrías que me llevé, anulan los pequeños esfuerzos
que hice.
Fueron muchas, pero hay una que superó a
todas, fue, aquel día, que tuve en mis brazos la talla de la Imagen de
Nuestra Virgen, para llevarla a la restauradora.
Lo que yo sentí al cogerla, no hay
palabras, para expresar aquel momento.
Queridos paisanos, desde aquí animo a todo
aquél, que de alguna forma no haya participado, a que lo haga, pues es
obligación nuestra, de todos nosotros, mantener nuestras raíces,
costumbres y este patrimonio tan bonito, que nuestros antepasados nos
dejaron; desde aquél 25 de Abril de 1.270; han pasado muchos años, aquél
día tan afortunado para los Mentridanos, pero el tiempo no cuenta; pues
en Méntrida se nace, con ese deber y esa devoción que todos tenemos a
Nuestra Virgen Santísima, a la que acudimos en nuestros momentos de
angustia o de alegría y siempre que necesitamos hablar o contar algo,
porque sabemos que ella nos escucha y nos quiere Como Hijos suyos
que somos.
Por lo tanto, mañana es el día grande para
todos los Mentridanos, en la cita obligada, que todos tratamos de
cumplir.
También, para aquellos que a nuestra Villa
llegaron y sus hogares formaron.
Todos juntos acompañando a Nuestra Excelsa
Patrona, la Virgen de la Natividad, al sonido de las cornetas,
dulzainas, paloteas y redoble de tambores, escoltada por sus sargentos y
por delante con sus incansables danzantes (no sin antes recordar,
aquellos que no nos pueden acompañar) caminaremos al Monte de Berciana y
allí revivir aquél día tan especial para nosotros, en el que María
Santísima se apareció.
Y una vez que Nuestra querida y venerada
Imagen de la Natividad entre en el interior de su Ermita de Berciana;
entre rezos, cánticos y sollozos, sus hijos los Mentridanos haremos
realidad todos nuestros deseos.
Y para completar el día como buenos
romeros que somos, no faltarán, nuestros tradicionales RANCHOS,
donde reunidos con nuestros familiares y amigos que nos acompañen,
degustaremos de las célebres tortillas y el típico asado, y como no,
nuestros dulces y vino rancio. Y pasaremos una jornada muy especial,
para que cuando lleguen las 7 de la tarde, acompañando a Nuestra
MADRE en su regreso, volvamos felices y contentos, con el voto
y el deber cumplido que nuestros antepasados nos dejaron.
Finalmente quiero despedirme, deseando a
todos una Feliz Fiesta y decir todos conmigo:
¡VIVA NUESTRA MADRE
LA VIRGEN
DE LA NATIVIDAD!
Enrique Gutiérrez Fernández
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Nueva Junta Rectora de la Hermandad. Año 2003.
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Junta Rectora de la Hermandad:
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Capellán: Jesús García Cuesta.
Hermano Mayor: Miguel María Sánchez Cruchet
Primer Mayordomo: Vidal González Medina.
Mayordomo de Cuentas: Florentino Martín López.
Secretario: Juan Manuel Magán García.
Vocales:, José Miguel Torres Rodríguez,
Andrés Herradón Tejedor, Ismael Montero Romo,
José Manuel Lozano Herránz, Diego Coca Fernández,
Julio Mayoral Tejedor
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Grupo de Camareras 2.003:
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Camarera Mayor: Rosario Moral Ávila.
Camareras: Mercedes López Aragón, Rosario León Lozano.
Paloma Martín Ávila y Rosa María Martín Fernández.
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Grupo de Danzantes,2.003.
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Grupo de Danzantes del año 2003
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Alcalde de la danza: Luis Lozano Fernández.
Músicos: Francisco Sastre Fernández, Carlos Sastre Fernández.
Danzantes :
David Villamiel García-Mora, Rubén Lozano García, Sergio Gutiérrez
Sánchez, Sergio Elorza Martín, Esteban León Jiménez, Benjamín Franco
Jiménez, Eugenio Moral Tolsada, Alberto Coca González. |
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Grupo de Mayordomia,2.003
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Grupo de Mayordomía del año 2003
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Maestro: Gabino López González.
Capitán: Jesús Herradón Fernández.
Alférez Abanderado: Agustín Simal Ávila.
Mochilleres: Raúl Herradón Pascual y Jesús Hernández González.
Cornetas: Gabriel Muñoz Simal y Oliver Quintana Rodríguez.
Tambores: David Arellano Mora y Miguel Ángel González Sánchez.
Sargentos: Ignacio Herradón Fernández, Luis Miguel Hernández Jurado,
José Miguel Muñoz Simal, José Antonio González Sánchez, Juan Manuel
Franco Carrasco, José Ignacio Prado Juzgado, Lorenzo Casares Juzgado,
Diego Maganto Franco, Daniel Martín Rubio y Fernando Castro López.
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LA RESTAURACION DE LA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DE LA NATIVIDAD
(Tomado del Programa de las Fiestas Patronales de Méntrida Abril de
2002)
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Como es sabido, la antigua imagen de la Virgen de la Natividad fue
quemada el día 16 de agosto de 1936, al comienzo de la Guerra Civil. Dos
años después, una nueva talla, obra del tala- verano José Gallego,
sustituyó a la destrozada, siendo venerada como Patrona de la Villa
hasta 1950, año en que se decidió la ejecución de la actual imagen.
Lamentablemente, la imagen de 1938 fue robada del Cementerio, en cuya
capilla ha estado depositada en los últimos tiempos, durante la noche
del 25 al 26 de agosto de 1998. La nueva imagen, obra de Juan José
García de Arce, bendecida solemnemente el día 24 de abril de 1950, es
una hermosísima talla de bulto redondo, de 71 centímetros de alto,
dispuesta sobre una peana de 23 centímetros. Posee brazos articulados y
está tallada en madera de aliso, salvo la cabeza y las manos, realizados
en madera de boj. Representa la imagen de María 1nmaculada, en actitud
orante, sobre una nube. Toda ella está policromada. Esta escultura ha
sido sometida a tres procesos de restauración, desde su realización
hasta nuestros días. La causa, la aparición de algunas grietas en
distintas zonas de la talla, principal- mente en su cabeza. Así, las
primeras fisuras, detectadas inmediatamente después de su elaboración,
fueron objeto de una restauración ejecutada en el taller del propio
artífice, Juan José García de Arce, en 1955. Esta primera intervención
apenas afectó a la policromía de la talla. Años más tarde, la Junta
Rectora de la Hermandad apuntará a varias ocasiones la necesidad de
acometer una nueva restauración, dado que las grietas vuelven a hacer su
aparición, como consecuencia de la merma de la madera. Sin embargo, no
será hasta 1977 cuando se lleve a cabo la necesaria reparación de tan
pertinaces fisuras, seleccionando para tan delicado trabajo el
prestigioso taller de Granda. La segunda intervención merece ser
analizada con mayor detenimiento, por cuanto su resultado no sólo no
resolvió el problema de las fisuras de la talla, sino que además
contribuyó de manera sumamente desacertada a desfigurar la primitiva
policromía y semblante de la imagen. El rostro y las manos de la
escultura sufrieron un repinte que alteró el primer semblante de la
Virgen, ¡ con manifiesto desagrado y desazón de los devotos de Nuestra
Señora. Tanto el rostro como las manos quedaron extremadamente
blanquecinos; los rasgos faciales perdieron su aspecto original,
resaltando de modo exagerado la coloración de los labios y de las
mejillas. Con el paso del tiempo, las imperfecciones y desaciertos de la
polémica restauración de 1977 fueron ocasionando un paulatino deterioro
de la imagen, patente no sólo en las partes expuestas de la misma, sino
también en las que quedan cubiertas al revestir la talla. La situación
llegó a tal extremo que, por acuerdo de la Junta Rectora, se encargó a
principios del presente año un informe técnico para definir las
actuaciones pertinentes para devolver a la imagen su policromía
original, así como para resolver en la medida de lo posible los
problemas planteados con la reparación de las mencionadas grietas en la
talla. analizado el referido informe técnico, y dada la trascendencia de
la decisión, se acordó someter al refrendo del Cabildo General la
oportunidad de acometer la necesaria restauración en profundidad de la
escultura. La Asamblea General Extraordinaria se llevó a cabo el pasado
2 de febrero, acordándose por unanimidad que dicha restauración se
confiara a la Restauradora de Arte María Luz Vaillo García, especialista
de reconocido prestigio, previo el preceptivo informe favorable del
Secretario Diocesano del Patrimonio Histórico-Artístico y Cultural de
Toledo. Las actuaciones de la restauración de la imagen se efectuaron en
el madrileño taller de la citada María Luz Vaillo García, entre los días
16 de febrero y 11 de marzo. En su informe final se detallan los
trabajos realizados, que en resumen han consistido en: Sellado y
consolidado de las grietas, con una resina sintética expansiva que, al
solidificar, rellena y se ajusta a todas las fisuras internas que no
pueden ser apreciadas desde el exterior. Dichas grietas se han soldado
de forma que tarden lo más posible en reaparecer, ya que no se puede
garantizar su total desaparición. Eliminación del repinte general que
cubría cara y manos, dejando al descubierto la policromía original. Este
repinte realizado de forma desafortunada, tanto por el material oleoso
empleado como por la tonalidad escogida para la carnación, ha sido
eliminado de forma mecánica, por ser este el sistema menos perjudicial
para la policromía original. La policromía aparecida presentaba buen
grado de conservación en la parte central de la cara (frente, cejas,
ojos, nariz y boca) y peor estado en zonas laterales de las mejillas y
cuello, partes por donde transcurre la encoladura de la mascarilla, zona
en la que aparecía de forma persistente la grieta más preocupante.
Limpieza de la policromía original, mediante el estucado de todas las
faltas, para poder realizar la siguiente operación de retoque.
Reintegración cromática, igualando el color con el resto de la
policromía, únicamente donde ésta faltaba. Realizada mediante técnica
reversible, con el fin de que permita su mejor eliminación en caso de
ser necesario en un futuro. La consolidación, relleno y estucado de
grietas se refiere tanto a las de la cada como a las del resto de la
talla: cuerpo, nube y peana. Protección final de toda la imagen, con el
fin de que no se produzcan deterioros añadidos. Esta postrer
restauración, que por el momento cuenta con el parabién de numerosos
devotos de la Virgen, se ha plantado no sólo para frenar el gran
deterioro que padecía la talla, sino también con el fin de devolver a la
imagen su primitivo semblante. De ahí que, incluso en lo referente a los
usos de llevar a cabo su revestimiento, se haya pretendido devolverla el
aspecto que originariamente presentaba nuestra Virgen en 1950. Por otra
parte, siguiendo las recomendaciones de la Restauradora de Arte, la
Junta Rectora y el Grupo de Camareras han adoptado las medidas
pertinentes para garantizar la mayor perdurabilidad de los trabajos de
restauración realizados, no sólo en cuanto a la limpieza de la talla,
sino también en todo lo referido a la restricción de ador- nos
directamente en contacto con la misma. Esperamos que la obra realizada
sea del agrado y satisfacción de los devotos de la Virgen de la
Natividad. Nuestra obligación, como herederos del patrimonio artístico,
cultural y religioso legado por nuestros mayores, es contribuir en la
medida de lo posible a mantenerlo en su mayor pureza e integridad.
Esperamos y deseamos fervientemente haber atinado en las decisiones
tomadas y en las acciones realizadas.
Jesús García Cuesta. Párroco y Capellán
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Imagen antes y después de su restauración cromática.
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RELATO DEL APARECIMIENTO DE NUESTRA SEÑORA EN BERCIANA, SEGÚN DON
BRAULIO GÓMEZ, EN 1284.
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(Tomado del libro “NUESTRA SEÑORA DE LA NATIVIDAD, PATRONA DE LA VILLA
DE MÉNTRIDA" de Jesús García Cuesta)
Primera aparición en abril de 1270. |
Vive este año de mil doscientos ochenta y cuatro del nacimiento de
Nuestro Señor y Redentor Jesucristo en este Lugar de Méntrida, un
hombre de sesenta años, Pablo Tardío llamado. Empleábase éste en guardar
cabras, a las que pastoreaba para la conservación de su vida, en los
montes y dehesas de esta población de Méntrida cercanas; siempre que
entraba con sus cabras en la dehesa de Berciana, sentía en su corazón no
sé qué misteriosa novedad, que ya le causaba alegrías y ya le infundía
temores; y esto le acaecía con mayor fuerza los sábados, pues en todos,
por espacio de más de diez años, hacia un pequeño cerro, que está a la
otra banda del arroyo, unas veces oía música que le alegraba; otras
veces estruendos que le atemorizaban; por las noches advertía muchas
candelillas encendidas que circundaban el pequeño cerro. Juzgaba este
pastor que era ilusión de sus sentidos o patrañas del enemigo, y así no
hacía caso de ello, antes bien se encomendaba a Dios y a su Madre
Santísima por medio de sus oraciones.
Un día que se aumentaba la música sintió en sí el pastor Pablo Tardío
impulso superior de subir a la pequeña cumbre, para saber cual fuese la
causa de tanto sonoro instrumento. Púsose muy de veras en Dios, y con
humildad y temor comenzó hacia la cumbre a caminar, y al llegar a ella,
vio, advirtió y registró que estaba patente y al descubierto la Reina
soberana de los cielos y tierra María Santísima Señora Nuestra, a quien
servía de alfombra el tronco pequeño de una cortada encina, estando
María Santísima colocada sobre él, como sobre un trono de zafir. Al ver
tal prodigio, quedóse el pastor lleno de temor, admiración y espanto.
Admirábase de la hermosura y belleza con que la soberana Señora
resplandecía y brillaba; causábale terror y espanto lo nuevo y peregrino
de suceso tan elevado, como de sus ojos nunca visto ni aun de su
entendimiento imaginado. Enajenados los sentidos, no acertaba ni a
hablar; y embarazadas las potencias con visión tan prodigiosa, no podía
discurrir en lo que había de ejecutar. Arrojóse humilde y reverente al
suelo, adorando y besando la tierra, que pisaba tan soberana como
prodigiosa Reina.
Estando Pablo Tardío postrado en el suelo, se dignó María Santísima a
hablarle de este modo: Anda, Pablo, a Méntrida, da cuenta de lo que
estás viendo. De mi parte diles a los sacerdotes y justicia que vengan
con reverente procesión a este sitio y saquen una imagen mía, que está
aquí oculta, para que la lleven a colocar a su iglesia, pues quiero
enriquecerlos con ella, y de los peligros y ahogos sacarlos y
libertarlos.
Alentado el pastor Pablo Tardío con estas dulcísimas palabras de María
Santísima, se levantó de la tierra y, puesto de rodillas, cándido y
sencillo, la respondió de este modo: Señora, con mucha voluntad iré a
Méntrida a dar tan grande nueva, haciendo lo que me mandas; pero no hay
quien me guarde mis cabras, y se me perderán mientras voy y vengo. A
este temor de Pablo Tardío, satisfizo la clementísima Reina diciendo: No
temas que tus cabras se pierdan, yo seré pastora de ellas, ejecuta lo
que te mando, que tu ganado a mi cargo queda.
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Comunicación a los sacerdotes y justicia de Méntrida.
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Obedeció el pastor a lo que la soberana Reina le mandaba y, dejando sus
cabras, sin más réplica, corrió a Méntrida con acelerado paso; apenas
entró en este lugar, cuando comenzó a dar voces comunicando el
maravilloso suceso. Llegó al teniente cura, que se llamaba Fortunato
Vidal, intimóle la comisión que traía, y el cura, no dándole crédito,
comenzó a reírse del pastor; instaba éste en su demanda; juntóse la
justicia, Lope Rodríguez y Faustino Gómez; llegóse Antonio Moreno,
padre de Misa, a todos declaraba Pablo Tardío el suceso y lo que les
mandaba la Reina soberana de cielo y tierra, que quedaba en la dehesa de
Berciana, y que fuesen a sacar su soberana imagen, que estaba allí
escondida. Ninguno de ellos, como de otros muchos que a la novedad se
juntaron, quisieron creer al pastor, antes bien, hicieron de él burla y,
de lo que decía, ningún aprecio. Tratáronle de fatuo, tonto y novelero,
y que como tal venía a engañar al pueblo con aquella fantasía, que había
soñado, que se volviese a sus cabras a contarlas aquellas locuras y
patrañas, y si no, que le pondrían como loco preso en una cadena.
Vióse el pastor Pablo Tardío no creído; conoció que a sus palabras no le
habían dado asenso; camina presuroso a la dehesa de Berciana lleno de
penas y sentimientos. Llegó al sitio en donde se le había aparecido la
sacrosanta Reina y suprema Señora María Santísima; no la encuentra, ni
con sus ojos la registra; y aquí creció más su dolor y tormento. Buscó
con cuidado a la divina Señora; vuelve y revuelve el tronco cortado de
la encina, y como no hallaba señal ni noticia, comenzó a llorar
amargamente, y lleno de notable desconsuelo, se retiró a su cabaña, en
donde halló todas sus cabras recogidas. Pasó toda la noche rezando y
llorando; ya se consideraba indigno de que tan alta Señora en aquel
sitio y lugar le esperara; ya atribuía a sus culpas la ausencia de la
Reina del cielo y tierra; ya dudaba si había sido verdad o fantasía lo
que le había sucedido. Inclinábase, unas veces, a que había sido ilusión
y engaño de sus sentidos, y que así, con razón, había sido despreciado y
no creído; otras veces, le persuadía a que lo creyese por verdad y lo
tuviese por cierto, una interior confianza en Dios y un superior impulso
que le certificaba haber sido la visión cierta y verdadera. Así estuvo
el pastor toda la noche, luchando con estas dudas, de pena, dolor,
lágrimas y sentimientos acompañadas.
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Nueva aparición en 25 de abril, con entrega de señal.
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Comenzó a desabrochar botones de perlas el alba, y el pastor, de humilde
confianza lleno, salió de su cabaña o choza; enderezó sus pasos a la
pequeña cumbre de la dehesa y, al descubrir el tronco cortado de la
encina, registróle florido y fecundo con la imagen sacrosanta de María
Santísima, de la misma forma que antes se le había aparecido; consolóse
muchísimo el afligido pastor, y postrado en tierra, la refirió lo que le
había pasado en Méntrida. Señora, no me quieren creer; responden a lo
que les dije de orden tuya, que es sueño, fantasía y mentira levantada
de mi cabeza; que soy un tonto y que no se debe hacer caso de mi dicho.
A estas palabras se dignó la Purísima Virgen responderle: Toma esta
carta, vuelve con ella a Méntrida, entrégala por señal, que a ella
darán fe, y a todo lo que has dicho entero asenso y creencia. Levantóse
el pastor del suelo y, recibiendo con suma reverencia y acatamiento la
carta de mano de Nuestra Señora, caminaba presuroso con ella a Méntrida;
pero, al dar vista al lugar, le salieron los demonios en varias y
horribles figuras al encuentro; procuraron detenerle y le instaban a
que atrás volviese; pero como no pudieron, con golpes y empellones le
maltrataron.
Apenas le vieron las gentes, cuando comenzaron a hablar unas con otras:
allí vuelve el tonto y sobre tonto, porfiado; ello es sueño, y si no es
sueño, está loco. ¿Hay mayor delirio, pues nos quiere persuadir de una
cosa tan difícil de creer? ¡Ahora estuviera la Virgen María escondida
en Berciana!. Pero el pastor, con claras voces, prorrumpió en estas
palabras: ¡Ea!, señores, ya me creerán lo que ayer, de parte de la
Señora Reina María Santísima les dije. Ahora me vuelve a enviar para que
den crédito a lo que les digo, que vayan a Berciana a sacar y descubrir
una imagen suya que está escondida; y, para que sepan que es cierto y
verdad lo que les refiero, tomen esta carta, que es la señal que me ha
dado, para que os la entregue. Tomó el cura la carta y, habiéndola leído
delante de todos, ya de temor, ya de alegría y regocijo se quedaron como
absortos y pasmados, mirándose unos a otros. Luego que se recobraron de
la admiración, que les causaba tan prodigiosa novedad, se postraron en
tierra, dando gracias a la Reina y Señora María Santísima. Dieron al
pastor entero crédito; besaban y veneraban la carta como cosa bajada
del cielo, y cada vez que esto ejecutaban, sentían en sus corazones
júbilos y contentos. Divulgaron el prodigio por todos los lugares
circunvecinos, para que todos fuesen participantes de tan admirable
portento.
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El pueblo camina a Berciana al encuentro de la Imagen
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Ordenóse luego al punto una devota y arreglada procesión de los
sacerdotes, justicia y plebe compuesta y, cantando la letanía de Nuestra
Señora, caminaron presurosos, (aunque en orden puestos), del pastor
Pablo Tardío guiados, a la dichosa dehesa de Berciana. Llegaron al sitio
y tronco cortado de la encina, pusiéronse todos de rodillas, derramando
tiernas lágrimas y afectuosas súplicas. Luego, cavaron con mucha
reverencia a la misma raíz del cortado tronco de la encina y, a poca
diligencia, hallaron una arquita de madera; sacáronla de la tierra,
diciendo en altas voces: Aquí esta la imagen de Nuestra Señora, aquí
está el tesoro que buscamos, y aquí está la efigie de Nuestra soberana
Reina.
Abrieron la feliz arquita los dos sacerdotes, y vieron, ¡oh maravilla y
prodigio!, dentro de ella, a esta nuestra poderosa y sacrosanta imagen
de María Santísima, quien de su divino rostro despedía tantas luces y
resplandores, que a todos causó admiraciones. Y exhalaba tan subidos
olores y fragancias, que a todos inundaron de tantos consuelos, que
pasaron algunos de los circunstantes a quedarse absortos, pues, ni el
olfato podía sufrir tanta abundancia de suavidades, ni los ojos tolerar
tanta copia de luces como salían de la imagen de Nuestra Señora.
Estaba vestida la soberana imagen de Nuestra Señora con una camisita de
antiquísimo lienzo, su juboncito antiguo de damasco, al parecer azul,
del cual pendía una basquiña o saya de la misma tela, sin más adorno que
una franja negra, cairelada, en la parte inferior, cuyo vestido hoy le
tiene puesto; y me dicen todos haber intentado quitársele para ponerle
otro, y no haber podido. Es más largo que la sacrosanta imagen, e ignoro
el misterio.
Extendió el cura la mano a la sacrosanta imagen de Nuestra Señora,
sacóla del arca, y enseñóla a la gente, que ya por verla se atropellaban
unos a otros impacientes; pero, al verla en las manos del cura, todos se
pusieron de rodillas, venerando a María Santísima en su imagen
aparecida; lloraban de puro alegres y, más con lágrimas que con
palabras, la daban gracias infinitas. Volvieron luego la soberana imagen
a su arquita y, cogiéndola el cura entre los brazos, la trajeron en
procesión a Méntrida. Colocáronla, metida en el arca, en el altar grande
de la iglesia, en donde hoy se venera con mucha devoción, no sólo de
todos los vecinos de este pueblo de Méntrida, sino también de otros
lugares circunstantes y distantes, que vienen cada día a hacerla
fiestas, a tributarla cultos y veneraciones y a pedirla en sus
necesidades remedio, con quienes ha hecho muchos milagros .
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Vida y muerte del pastor Pablo Tardío
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Extendíase en su fundación este pequeño lugar de Méntrida, pues ahora
consta de cincuenta pobladores, el año de mil doscientos y setenta, que
hace ahora catorce años, cuando usando el misericordioso Dios de su
infinita, y María Santísima Señora Nuestra de su soberana clemencia con
este pueblo, se dignó aparecerse al pastor Pablo Tardío en la dehesa de
Berciana, para que sacasen a esta su soberana imagen, que estaba oculta
y escondida.
Era Pablo Tardío (así describe don Braulio la vida del pastor un año
después de haber muerto), a quien se apareció la Soberana Reina María
Santísima cuando fincó en la muerte un hombre de noventa y seis años, e
desde niño hacía pastor de cabras. Era un hombre de mucha virtud, e
quien se decía nunca haber fecho simproes, ni tuertos a alguien. Nunca
fue casado, ni se hacía mención haber conocido mujer. Era mucho
inocente, e sencillo e siempre cuidó de cabras hasta que plugó a Dios se
nos descubriese esta figura de Nuestra Señora, que nos hace muchas
mercedes, que desde entonces vendió las cabras e se hizo todo a servir a
Nuestra Señora e Reina en esta su Imagen aparecida en Berciana,
demandando limosna para alumbrarla. Fizo una choza en el terreno donde
se le apareció la Virgen, de donde sacaron la Sacrosanta Imagen de
nuestra Reina, e iba allá a rezar todos los días.
Traté por el tiempo de diez años con mucha mesura a este pastor, que en
sus hablas nunca hablaba de otra cosa que del aparecimiento de Nuestra
Señora, e de esta su milagrosa Figura, e siempre lloraba. Finó en la
muerte este año de noventa y tres, día ocho de septiembre, veinte y tres
años después del aparecimiento de Nuestra Señora en Berciana; fue su
muerte como su vida, e le enterré junto al Altar de la Virgen
Aparecida, que tenemos en esta Iglesia de Méntrida colocada, de toda
esta pequeña población venerada e de todo el contorno reverenciada e
estimada.
Escrito por D.Jesús García Cuesta,Parroco,Capellán de Méntrida.
Gracias por su trabajo y por la dedicación durante tantos años al
estudio de la historia de Nuestra Virgen.
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Antigua Imagen de la Virgen de la Natividad
que se venera en su ermita
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LA CELEBRACIÓN DE LA NATIVIDAD DE MARÍA EN MÉNTRIDA
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Desde muy antiguo la iglesia universal celebra con gran solemnidad el
nacimiento de la Virgen el 8 de septiembre, siendo una de las fiestas
más populares de la devoción mariana. La fiesta surgió en oriente, y con
mucha probabilidad en Jerusalén, hacia el siglo V, junto a la Iglesia de
Santa Ana en que se venera como el lugar donde nació la Madre de Dios.
El 8 de septiembre se puede llamar con toda propiedad el día de las
patronas. Es el día de la Virgen por excelencia. Muchos de nuestros
pueblos festejan a «La Virgen de septiembre», que no es otra que la
Natividad de María, con una advocación particular: Guadalupe, Covadonga,
Prado, Puerto, Poveda, Aurora, Natividad, etc.
En Méntrida podemos afirmar que fue siempre la primera y principal
fiesta con título de patronazgo. A Santa María dedicaron nuestros
antepasados el primer templo parroquial. Allí llevaron en 1270 la imagen
aparecida en Berciana, llamando desde entonces a la Patrona Santa
María de Berciana, y después
Nuestra Señora de la Natividad, celebrándose siempre su fiesta el 8
de septiembre.
La advocación de Natividad, que sustituyó al toponímico, como sinónimo
de nacimiento y aparición, es muy antiguo, sin que acertemos a dar razón
documental del cuándo y por qué se produjo la permuta. Lo hallamos por
primera vez en el testamento de un tal Rodrigo, muerto en 1542,
obligando la celebración de diez misas a Ntra. Sra. de la Natividad.
Sea como fuere, la advocación de la Natividad es palabra muy nuestro
pueblo, con celebración el 8 de septiembre y 25 de abril, fecha de su
aparición en Berciana, festejada con tradicional romería. acertada, que
evoca el feliz nacimiento de María y su gozosa presencia.
Bajo su advocación nacieron en Méntrida dos antiguas cofradías, que a lo
largo de varios siglos fructificaron en copiosos logros sociales y
espirituales. La primera, anterior a 1530, tenia a su cargo el Hospital,
siendo también conocida con los nombres de "La Caridad" y "La General".
En 1605 se le agrega la cofradía de San Sebastián, y dos años después se
unifican ambas, con renovados estatutos, en los que se comprometen a que
las fiestas del Nacimiento de la Virgen y de San Sebastián, patronos de
la villa, se celebren con toda solemnidad. La otra cofradía de la
Natividad llevaba aparejado el título de "Los Forasteros", con un amplio
historial y numerosos asociados, como podemos verificar en un listado,
en el que figuran más de un millar de cofrades. Ambas contribuyeron al
realce de las fiestas patronales con sus peculiares aportaciones,
dejándonos un rico patrimonio religioso, cultural y folklórico que aún
perdura.
Cuando, a fines del siglo XIX, desaparecen estas cofradías, los
mayordomos de fábrica de la Ermita de la Natividad asumen la
responsabilidad de mantener las funciones propias de aquéllas, recayendo
este cometido en la actual Hermandad de Ntra. Sra. de la Natividad, que
surge en 1917, encargándose en lo sucesivo de conservar y acrecentar el
espíritu de la devoción a María con sus costumbres tradicionales.
¿Cómo felicitaban nuestros antepasados a la Patrona en su natalicio?
El ocho de septiembre era una fiesta muy especial en Méntrida; en su
organización participaba todo el pueblo, particularmente las citadas
cofradías, la mayordomía de la fábrica y cuatro comisarios, que tenían
como tarea el compromiso de la música, pólvora y corrida de toros.
Los festejos se iniciaban en la tarde del día siete -según relato de
Fray Luis de Solís en 1734- con el sonido de clarines, timbales y
tambores que recorrían las calles, al tiempo que las campanas del templo
parroquial y de las ermitas respondían con alborozado repique,
convocando a los fieles a la iglesia, para dirigirse luego en procesión
a la ermita en unión del clero, justicia y todas las cofradías con sus
insignias, precedidos de músicos y cantores, además de sendos grupos
de danzantes, uno de infantes vistosamente adornados, y otro de bizarros
mancebos. Después de saludar a la Virgen con una salve cantada, los
cuatro comisarios cogían la imagen sobre sus hombros, y bajo palio, era
transportada, con toda la música, hasta la iglesia parroquial, para allí
cantar las vísperas, rezar a coro el rosario, y despedirse cantando otra
salve. Después, en la plaza grande, se participaba en variados
entretenimientos y en vistosos fuegos artificiales.
En la madrugada del día ocho, los gaiteros, clarineros, chiriperos,
tamborileros y bajonistas llenaban de alegría las calles de la villa con
el sonido de sus instrumentos, felicitando a María en su natividad y, al
mismo tiempo, despertando a los vecinos, que acudirán presurosos a la
parroquia, a dar la enhorabuena a la Madre, a adorar al Santísimo
Sacramento expuesto, a lavar sus conciencias en el sacramento de la
Penitencia y asistir a la solemne misa mayor.
Por la tarde, después de cantar vísperas, los cuatro nuevos comisarios
tomaban a la imagen en andas y, bajo palio, recorrían las calles del
pueblo, acompañada de fieles, justicia, clero, cofradías, músicos y
danzantes, que sin cesar bailaban ante la Patrona, conduciéndola
hasta su ermita, para concluir allí los actos religiosos del día ocho.
En ocasiones la hermandad contrataba a comediantes que con sus
actuaciones hacían disfrutar a todo el vecindario.
Pero la fiesta continuará al día siguiente, con la corrida de toros, a
cargo de la cofradía.
De esta manera festejaba Méntrida su fiesta patronal. Hoy día
mantiene básicamente la misma estructura celebrativa, aunque ha perdido
cierto protagonismo de participación colectiva y de colorido en sus
procesiones con la desaparición de sus danzantes y algún otro
detalle. Son valores de nuestra rica herencia que hemos de recuperar.
Con esa intención pusimos en los Estatutos de 1984, en su artículo 10,
lo siguiente: ”Se invita a la Hermandad haga un generoso esfuerzo
para recuperar el antiguo esplendor de las fiestas de septiembre,
imitando en lo posible las viejas costumbres con que eran celebradas
estas fiestas en Méntrida”.
De hecho, aquella invitación va siendo atendida. El año pasado
participaron dos tamborileros y dos trompetistas, que se unieron el
Capitán que porta la “bandera a guerra” y al Abanderado o Alférez que
bandea la “bandera blanca” de la Hermandad, todos ataviados con sus
respectivas vestimentas. Fue un primer paso, que resultó muy del agrado
del público; el próximo podría ser la intervención de un grupo de
danzantes mayores en las procesiones de septiembre, dejando el mes
de abril para la actuación de los niños.
Esperamos que el año venidero sea una realidad la presencia de danzantes
mayores en la fiesta d la natividad de la Virgen, pues venimos
apreciando la ilusión que existe en algunos mayores interesados al
respecto. A ellos y a cuantas personas deseen intervenir en el rescate
de esta antigua tradición mentridana, la Junta Rectora los anima, y se
ofrece para facilitarles todo lo que esté a su alcance.
Méntrida, agosto de 2002
Jesús García Cuesta Cura Párroco y Capellán de la Hermandad
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RESTAURACIÓN DEL ÓLEO SOBRE LIENZO QUE
REPRESENTA A LA ASUNCIÓN DE MARÍA A LOS CIELOS
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La pintura es de autor desconocido. Posiblemente del siglo XVII.
Está situado en el Retablo Mayor de la Ermita de Nuestra Señora de la
Natividad.
La restauración ha sido realizada en Septiembre de 2002 por la
restauradora de Arte Dª. María Luz Vaillo García.
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Colaboraciones y sugerencias:
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